Nota: texto que me pidió hacer una amiga, hace ya algún tiempo...
Cante
jondo dedicado a la mujer…
“Esa
voz rota me rasgaba la piel de los sentidos. Unas lágrimas quedaron suspendidas
en mis pestañas, mientras Antoñito de la Peña, con Manolo de Antequera a la
guitarra, crujía de cante jondo la taberna...antes de que me diera cuenta, un
quejido me había traspasado por completo, a la vez que sus ojos gitanos,
romanís...me robaron el alma...”
Cambió la cejilla el de Antequera y la guitarra amoldó voz para la siguiente
pieza. Las damas de la esquina esperaban, con los labios entreabiertos y los
canales de los pechos brillantes a causa del sudor. El calor abrasaba
cuerpos...
Aquella taberna-colmao era de las mejores de la ciudad. Sus sillas de madera,
pintadas en rojo y con motivos de bailaoras, rendían homenaje a unas mesas
donde unos morenos flamencos rejoneaban de arte al aire. En el techo, unos
focos contrastaban casi indecorosamente con el ambiente andaluz que se vivía en
aquella ilustre plaza gaditana, donde un generoso tablao regía las masas
exultantes que ofrendaban aplausos. El suelo pulía solerías embestidas de oro y
carmín, y unas exóticas cenefas gritaban a unas paredes pintadas en color
vainilla...El alma apretaba las cinturas, y el color del alcohol vaporizaba
esencias de mujer...
Antoñito de la Peña, el gitano, lucía unos morenos brazos que pareciera
brillaban en ébano a contraluz. Brazos delgados y cuerpo enhiesto, esbelto.
Duro y apretado...suave. El rojo de sus labios pinzaba las miradas femeninas,
manteniéndolas apartadas –con esfuerzo- de unos ojos negros que semejaban
noche...noche agitanada, del olor de alcaravea y anis...del color del cardamomo
y sonido de clavo espurreado...sabor a tí...mujer...
En aquella sensual algarabía -al-´arabiyya- que precede al bailaó de tablao y
al tronar de un flamenco andaluz, un cosquilleo asoma en el moreno y suave
vientre de mujer...una caricia sugiere voluptuosos caminos poblados de ritmo,
de magia, de poder...y entonces, cuando la sensación se hace casi
insoportable...un grito agitanado lame el muslo enamorado de mujer...y la
pasión desenfrenada se funde en un acorde que enaltece los
“sentíos”...¡Cantaor!
"¡Siente!"
“Me siento ardiente cuando miro sus negros cabellos que insuflan arte a su
arte...su boca al cantar derrama sobre mis curvas -calientes-, un cúmulo de
sensaciones...Gitano, me derrito en tu mirada azabache...en tu pecho desnudo de
potro andaluz...¡déjame besar tus pezones negros de sabor a nuez moscada!”
“¡Cantaor agitanao!”
En el rincón, tres hermosas mujeres miraban arrobadas a aquel bello gitano que
plateaba la atmósfera con su vocal de agua eterna...esa poesía quebrada y
soñada que brotaba de su ser, de su maná de raza secreta, de la cálida menta
que manaba de su boca, su aliento...En el rincón, una hermosa mujer cubría de
caricias el vientre de su amado, en sueños, mientras el sudor corría por su
pecho, por sus duros y sonrosados frutos de mujer...y sus labios temblaban...
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