Burbujas de pesar&Burbujas de fe.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Acto I

Minúsculas migajas impregnadas de aceite fuerte, rancio, con cierto olor afrutado, caían en las burbujas que la bañera contenía. Caían posando su peso incuestionable, preciso, certero, cimbreando las curvas reflectantes y acuosas de las burbujas de jabón, impactando mis retinas de reflejos inacabados y oscuros, incomprensibles. De repente caí en la cuenta de que las irisaciones de las pompitas de liliácea no eran producidas por luz alguna... ondas de luz de longitudes distintas dañaban mi globo ocular de forma interna, profunda, quisquillosamente desagradable. Unas –pendencieras-, se reflejaban en la superficie interior de la burbuja, interfiriendo con las otras que se reflejaban -en revancha airada-, en la zona exterior: ¡Había interferencia! Pero ahora no podía calcular exactamente el qué ni el para qué de la conclusión. Las migajas seguían golpeando pesadamente los límites gravitacionales de mi lujuriosa existencia. Me parecía que viajaba cayendo, viendo cómo se aproximaban mis partículas esenciales a aquellos mundos espumosos. Presencié mi viaje al abismo, la vi, gorda y temblorosa, regocijándose en mi vertiginosa caída hacia su rechonchez insufrible, inenarrable y voluptuosa...

Cuando abrí los ojos la vi allí...tan sentada en el suelo y tan muerta...mi mujer, mi amada mujer. Del brazo una tira de cuero negro, de potro regio, le apretaba la vida a la altura de su inocencia.Y más abajo, la muerte colgaba flácida, goteando denigrantes denostaciones de savia vital, los últimos efluvios. A su lado mi niñita, mi hermosa niñita miraba, me miraba, y la miraba...

Vi a mi papá y a mi mamá... dormían... yo no se porqué dormían... me acerqué a ellos y entonces mi papá, que estaba en la bañera, abrió los ojos y me miró... ¡Qué rojos estaban sus ojos! Mi mamá, sentada en el suelo, no me vio, no se movió, no me miró... ¿Qué hacia?... Mi papá está llorando... está triste, con esos ojitos tan rojos que tiene...

Una tostada de pan integral empapado en aceite, agua y jabón flotaba en la bañera... a su lado, una bandeja escalaba tormentas de dolor, y en los instrumentos que la acompañaban, presidía el pavor...

Acto II

La ola que todo lo contiene continuó su avance. Ya empequeñecían las costas de la miseria y el sufrimiento... Ya la luz intensa de la existencia buscaba los fragmentos aterciopelados de la dignidad, los sacrosantos caminos de la esperanza perdida...La ola siguió, y en su camino, intuimos FE...

Una imagen se perdió en la distancia, en un hermoso marco color pastel, cuando el padre salió de la bañera, arropado por la suave toalla que le tendía –amorosa- la hermosa mujer que tenía por esposa...La niña, entre los dos, miraba embelesada una migajita de pan que se balanceaba –en incierta postura- sobre una gigantesca burbuja que flotaba, volaba, levitaba –aunque ella ya sabía que las pompitas no podían volar- delante de ella...Estiró los brazos, la tocó, explotó...Y todos rieron juntos, agradecidos del nuevo sol...

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