Introducción
Los terremotos se
sucedieron. El de Chile del 2010 no fue el último. El eje de la
tierra cambió más de lo que nadie se hubiera imaginado. Islas
enteras desaparecieron; la geografía del planeta se modificó
radicalmente. En los años que siguieron descomunales catástrofes
naturales conmovieron los cimientos de la civilización tal como la
conocíamos. En el año 2012 Estados Unidos atacó Venezuela,
comenzando una vertiginosa escalada bélica que se trasladó no sólo
al continente americano, sino a todo el planeta.
Un año después, en
pleno apogeo de un conflicto surgido entre Europa y Oriente Medio,
Israel fue borrada del mapa por un ataque nuclear proveniente de
Iran. La OTAN se quebró. Estados Unidos fue azotado por huracanes y
terremotos, a la par que iba menguando en poder, por su conflicto en
suramérica. El bloque europeo atacó Iran, empezando un conflicto
sangriento que terminó con la vida de millones de personas. Tres
años más tarde, la configuración política del planeta había
cambiado y se había llegado a una paz forzada a nivel global. Los
grandes líderes del mundo se reunieron y decidieron poner fin a los
grandes conflictos, aunque por doquier se vulneraban los derechos
humanos y proliferaban organizaciones armadas, llamadas Clanes, que
imponían mediante el terror su voluntad a lo largo y ancho del
planeta. Se había resquebrajado el tejido político y social del
mundo: el legado del nuevo milenio.
En el 2015 se descubrió
un nuevo mineral, a raiz de uno de los mayores temblores de tierra
experimentados hasta el momento, que partió en dos la selva
amazónica y hundió gran parte de los Andes. Este mineral, llamado
eonio, atrajo la atención de los científicos porque estaba
encapsulado en otro mineral menor -también desconocido hasta el
momento, llamado icnis- que lo aislaba del exterior; pero sobre todo
les llamó la atención por la configuración de sus partículas.
Mediante un proceso químico, se podía crear a través de él un
material increiblemente liviano y resistente. No obstante, lo que
sobrepasó todas las expectativas fue el hecho de que estas
partículas inestables, se podían repeler unas a otras y generar
impulsos electromagnéticos de manera exponencial. En sólo dos años
el yacimiento fue explotado y dos grandes corporaciones se hicieron
con el control del eonio existente. Las aplicaciones del mineral eran
muchas y diversas: armamento, robótica, tecnología espacial,
nanotecnología...
En el año 2030 los tres
grandes bloques de poder en el mundo decidieron poner en marcha el
Proyecto Hefesto. Tanto Asoáfrica, como Europa y América, tenían
intereses invertidos en las dos grandes corporaciones: Aecnec y
Tumbai. Hefesto consistía en la construcción de enormes naves con
capacidad para transportar millones de personas. El Planeta Tierra
iba a ser desalojado.
Sin embargo, el eonio,
una vez que se separaba del mineral que lo aislaba (el icnis), se
degradaba: era perecedero. Se descubrió que lo que había mantenido
en las sombras este maravilloso mineral había sido todo el tiempo el
icnis. Se construyeron máquinas de detección de nuevas vetas y
algunas fueron encontradas en Asia y Suráfrica. Sin embargo, eran
vetas pequeñas y su explotación fue dificultada por los clanes de
las regiones donde se hallaban. Aecnec llegó a un acuerdo con los
mandatarios de los clanes de Asia para su explotación, a la par que
Tumbai hacía lo propio en Suráfrica. Las grandes corporaciones se
hacían cada vez más poderosas y controlaban enormes contingentes
armados, formados por los grandes clanes del mundo.
En el 2040 los tres
bloques de poder desaparecieron, debido a la trama política en la
que se había sumergido el planeta. Los clanes se hicieron con el
poder de aldeas, pueblos, ciudades y enormes centros urbanos por todo
el mundo, protegidos y alimentados por las grandes corporaciones. Los
conceptos de nación y pais desaparecieron progresivamente. Las
libertades habían sido suprimidas y grandes guerras civiles eran
promovidas desde el mismo centro neurálgico de las corporaciones,
destinadas a desgastar los pueblos y las culturas.
Treinta años después,
sólo existían Aecnec y Tumbai. El poder era el de los grandes
clanes, que dominaban una maraña de pequeños grupos armados
llamadas familias.
Mientras, enormes
familias se especializaban en el tráfico de esclavos, drogas y
prostitución, llegando a ser tan poderosas como los grandes clanes.
No fue hasta el 2150 que
el proyecto Hefesto llegó a su fin, aunque fue realizado de manera
absoluta por la corporación de Aecnec. A lo largo de este período
en la historia del hombre, los viajes estelares se fueron sucediendo,
con un éxito absoluto. Gracias a la nueva tecnología surgida a raiz
de la aparición del eonio, el hombre, por primera vez en su
historia, podía descubrir nuevos mundos. Tumbai mantenía sólo
algunos clanes controlando una pequeña veta de mineral en la Tierra,
pero ya había surcado el espacio en la búsqueda ,no de planetas en
los que subsistir, sino de planetas en los que se pudiera encontrar
eonio.
La filosofía de Aecnec
era distinta: quería desalojar millones de personas, todas bajo el
dominio de sus grandes clanes, a otros planetas, a la par que seguir
buscando vetas de mineral. La mano de obra barata llegó a ser una
broma de mal gusto: en todos estos años se había implantado la
esclavitud de manera total. Aecnec no estaba protegiendo el pueblo,
ya que no había pueblo... Solo controlaba y protegía sus intereses
frente a las grandes famillias comerciales.
Ahora estamos en el 2190,
aunque esta forma de medir el tiempo no nos dice nada. Ambos bandos
hemos llegado al sistema Oculo. Está formado por dos soles: es un
sistema doble. Sus siete planetas tienen vetas de eonio. Estamos en
guerra.
Soy el comandante del
Clan Amon Tä. Os he contado la historia del hombre tal como me la
han transmitido a mí. El mundo en el que vivimos ahora es el de la
conquista y la supervivencia. No puedo imaginar cómo se vivía en
los tiempos antes de las corporaciones y los clanes, pero pienso que
era todo muy diferente a como es ahora...Sólo sé que hay algo que
no encaja en la vida de los hombres, como si todo lo que tocáramos
quedara contaminado. Lo único que queda es ir a las grandes naves de
comercio para comprar una esclava y beber vino hasta caer borracho en
sus brazos. Más allá de eso, lo que queda es matar y no ser matado.
Conquistar, ese es el objetivo, no hay otro... Si lo hay, no quiero
ni pensar en las consecuencias de lo que estamos haciendo y hemos
hecho. Si existe un Dios, como se creía antiguamente, verdaderamente
nos hemos ganado su desprecio para toda la eternidad. Porque ya no
hay redención posible, más allá de la muerte negra y vacía del
espacio.
(Comandante Tianirú, del
Clan Amon Tä, dominante del planeta Oruion)