Sueños

lunes, 11 de enero de 2010


Una noche soñé que -postrado en la cama, en plena duermevela- el cuello se me doblaba en un ángulo imposible, hacia arriba, y que el techo se combaba hacia mí, buscándome en una danza siniestra...Entonces un quejido como de herrumbre y desesperación surgió de una garganta que era la mía, pero que a la que no di permiso para que actuara...y mis manos se abalanzaron hacia mi cuello, enloquecidas y coléricas...y recuerdo que una parte de mi ser las animaba para que acabaran con el paso de aire hacia los pulmones, y que yo era cada uno de los dedos-verdugos que atenazaban mi propia tráquea...Pero de fondo, tras un telón imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra negra, y dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie, mientras algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón.



Siempre me había apasionado el mundo de los sueños. Quizás es por eso que después de estudiar el tema bajo el prisma de múltiples eruditos y eminencias en el tema; de llevar un diario de sueños durante más de dos años; y de servir de cobaya en el “Instituto del Sueño” de la Universidad Laboral, decidí llevar a cabo mis propios experimentos...


Un día, Quique, el chico de la biblioteca del centro, me trajo un libro llamado “La droga de Hércules”.
- Ten, Ricardo, creo que te va a resultar muy interesante -me dijo con un deje de entusiasmo que no dejé de apreciar, divertido. Quique era el tipo de persona que podía encontrarte todo aquello que le pidieras, y que siempre tenía un primo o familiar que conocía a fondo el tema que fuera...Unos días atrás habíamos conversado sobre los sueños; y aunque no tardé en darme cuenta de que el chiquillo no tenía ni idea de lo que hablaba, enseguida comprendí que él no solo no lo admitiría jamás...sino que me había sido asignado un colaborador de forma totalmente involuntaria, y por supuesto, sin opción de devolución por mi parte...


El libro resultó ser un absoluto galimatías de un tal Hermand Missere, un hereje de Durango que en 1446 fue quemado como dice Avalle Arce, por  "adjurado e relapso una e dos e tres veces" (op. cit., p. 115)...Sea como fuere, de “La droga de Hércules” tan solo pude sacar en claro que Hermand Missere creyó haber descubierto el secreto de la inmortalidad del alma humana, a través de un extraño sueño, que es el que relata en las más de cincuenta páginas de que se compone el volumen.


-Muy poca gente conoce -le dije un día a Quique- que en pleno siglo XX aún no se conoce cuál es exactamente la función del sueño, ni qué es exactamente lo que indica a nuestro cuerpo que es necesario dormir...-Quique me miró con la taza de cacao entre las manos, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Pero antes de que pudiera interrumpir continué -Y lo que es más: que cuando un individuo es despertado en una fase REM, estos periodos tienden a recuperarse en la primera ocasión que se presente...y sin embargo aún no se ha podido comprobar la relación entre el descanso, los sueños y las funciones psicológicas del ser humano...-terminé, sorbiendo mi café y observando ensimismado la mancha de chocolate que se había ganado a pulso mi excelso colaborador...


-Quizás sea verdad que son símbolos del subconsciente como decía el señor Freud, ya sabes Ricky, lo de la sexualidad infantil, lo del Edipo ese y eso...-soltó Quique, a la vez que se limpiaba la mancha y yo me echaba mentalmente las manos a la cabeza...Y me llama Ricky, pensé con desasosiego...y sin embargo, ya mis deseos tiraban poderosamente de mi mente por otros derroteros...


Fue el 1 de Octubre de 1996 cuando comencé con la primera etapa del experimento.


Quería demostrar que el sueño no solo era un periodo activo de la consciencia, sino que a través de él surgía ante nosotros algo que poseía carácter y personalidad propia... e incluso capacidad para comunicarse con el ente que somos todos los seres humanos en el estado de la vigilia. La idea de que una especie de "X-yo-X" surgiera en otro mundo, y se comunicara con nosotros a través de simbolismos y caricaturas mediáticas en la fase REM del sueño, me hacía sentirme enajenado y nervioso, como si hubiera perdido algo importante y supiera exactamente dónde encontrarlo..."¿qué era lo que todos estos años me había impedido alcanzarlo?" -me preguntaba una y otra vez en la soledad, en la desolada llanura en que había convertido mi existencia, tan alejado de aquellas personas que una vez habían importado algo para mí...


Mi experiencia en el diario de sueños había revelado que lo más importante cuando se trabaja con el mundo onírico es que éste desaparece -con la llegada de la consciencia- a una velocidad de vértigo. Había que atraparlo de inmediato en la consciencia, o se disipaba de manera ineludible. Así que preparé papel, grabadora, despertador, pluma y el móvil...Estuve tres días enteros como preludio, sin dormir y sin comer: con el agua, el té y la compañía de Quique como únicos compañeros de viaje. Miento...también a Hermand lo rescaté en alguna ocasión, si bien su relato tan solo me inspiraba desasosiego e inquietud...Recuerdo un pasaje:


“Una áspid se le había abalanzado, sin duda para metérsele por la boca. Pero él la había agarrado y empalado de golpe con su lanza de madera rubia...Y entonces fue Hércules, de resuelto y dispuesto, a comer la carne del enemigo, no sin antes arrancarle la bífida lengua y tragársela él mismo. Y habiéndolo realizado tuvo una visión, pues soñó que él era la víbora y que se había quedado sin lengua y por tanto sin capacidad de comunicarse, y sintióse mareado y confundido. Y este era el primer camino de Hércules, como más tarde comprobó, puesto que al comerla, tragó su veneno, que lo adormiló y lo acercó al primer umbral: y lo abrió...”
(Cap uno: El primer umbral de Hércules, página trece)


Friedrich Herbart decía que las ideas podían existir como estados de realidad...


Al tercer día me acosté en mi cama. Eran las doce de la noche y en la oscuridad de la calle estaba lloviendo. Puse el despertador y dejé todo preparado en la mesita de noche, encima del cristal que la cubría. Durante toda la noche y en intervalo de noventa minutos cada vez, dormía, me despertaba, escribía lo poco que recordaba, y volvía a acostarme, hasta las diez y media de la mañana. Fueron siete ciclos...


Este proceso lo repetí diez días.


Por la mañana me dirigía invariablemente a la biblioteca, donde encerraba mi mente en docenas de escritos y volúmenes que encontraba Quique para mí, o que yo mismo me “agenciaba“...


El 14 de Octubre me hallaba en un estado lamentable. Había perdido cinco kilos y debajo de mis ojos se habían formado unas bolsas de un color grisáceo y forma enfermiza...Sin embargo mi mente se mantenía clara, y mi humor tampoco amenazaba temporales, como suele ser normal en casos de falta de sueño prolongados. En definitiva, me sentía capaz de proseguir con mi experimento. ¡Ahora empezaba la caza!


La segunda fase la concebí como el último desafío a la razón, a la esencia misma del concepto del sueño...Ya que un descanso interrumpido de forma constante tan solo había repercutido en una acumulación de fatiga y poco más, que estaba seguro que hubiera recuperado en tan solo una sesión de descanso prolongado, ahora iba  a ir más allá, en busca de ese límite que dejara entrever dónde quedaba la posición de cada uno...




Me empecé a colocar electrodos y fajas en los brazos, vientre y piernas. Enchufé la radio: en la emisora empezó a sonar una canción de Evanescence. Era "taking over me", resoplé despacio, mientras notaba cómo una cálida gota de sudor resbalaba despacio por mi sien... A continuación Quique me puso una banda de tela, con sensores de movimiento, sobre los ojos... Conectó éstos a un emisor de baja frecuencia y un temporizador airis, modelo sinopsis 004...y de éste último -vía usb-, se conectaba todo al sistema del ordenador central, un "monstruo" de metacrilato y cerámica, que dejaba entrever maravillas en su interior metalizado, y que yo mismo había ensamblado... allí era dónde quedaba reflejado la frecuencia cardiaca, tensión arterial  y los movimientos espasmódicos que se produjeran durante el sueño...en la fase rem, cada 95 minutos más o menos. Todo estaba listo.



Recordando...


Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de montura roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la inmadurez. Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión, ayudándome en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba contándoles: de cómo preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis expectativas...


Me acomodé en mi cama y le hice un gesto a mi juvenil ayudante.


- Buen viaje, Ricky! -dijo, y acto seguido escuché la música "new age" que habíamos escogido, aquellas que provocaban una ligera sacudida en las ondas cerebrales, desplazándolas en la dirección adecuada.
En principio Quique tenía que esperar a que estuviera dormido y que el gráfico mostrara ondas alfa, antes de activar el generador onírico-afásico. Éste consistía en un emisor de pequeños impulsos electromagnéticos que debían provocar un bloqueo y desbloqueo ininterrumpido  de la actividad rem...Si funcionaba, yo pensaba que podría despertar dentro del sueño mismo, y encontrar lo que fuera que allí me esperara...


El sueño...


"Pero de fondo, tras un telón imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra negra, y dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie, mientras algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón. Miré hacia atrás. Mi atacante había desaparecido y allá, en la penumbra distinguí lo que otrora pensaba era una cama, pero que consistía en un bloque de piedra basáltica, de color gris oscuro. Pero algo no encajaba en aquel entorno. Ahora que lo pensaba, todo aquello había comenzado una noche, soñando, y sin embargo, yo continuaba allí, mirando aquel objeto inanimado donde aún podía ver el resto de sangre y uñas rotas. Entonces, de repente, el mismo quejido de antes me empezó a reventar las entrañas, me agarré el pecho con ambas manos y abrí la boca, como si todo el vómito de la humanidad maloliente fuera a socavar cada centímetro de mi boca, dientes, lengua...y se expandió con un grito que reventó las paredes, el telón y el portal, y me encontré ante un panorama indescriptible, una letanía de colores tan vívidos que no podían contener un solo nombre...me sentí flotar en un espacio ajeno y que aunque inmensamente bello, sabía estaba desgastando a una velocidad extraordinaria mi cordura. Y fue entonces, cuando tuve ese último pensamiento, cuando me di cuenta DE VERDAD que todo era un sueño, que yo era "yo soñando" y que todo era un sueño...Y recordé el experimento, a Quique, y recordé también que este mismo sueño ya lo había tenido en muchas ocasiones...Y todo eso lo pensé en el sueño, en este sueño...Aquí, en este mundo incierto..."



Recordando...


Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de montura roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la inmadurez. Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión, ayudándome en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba contándoles: de cómo preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis expectativas...


El viejo se tumbó, le saludé y empecé a preparar todo el chiringuito. Joder, con tanto cable no sabía ni por dónde empezar. ¡Si por lo menos tuviera un porro! A saber cuánto tiempo tendría que esperar, bueno de momento toda la noche, eso fijo. Ostras sí que  estaba buena la vecina del Rick...El generador, osti, ese aparatejo tenía que estar preparado para el gran momento. ¿Pero qué era ese otro cacharro? ¿No se llamaba Regina? ¿Qué clase de nombre es Regina? Aunque con esas tetas qué coño importa el nombre...Ah no, eso era para desviar la señal al ordenata...Joder si por lo menos tuviera una chinita...



“Una vez Hércules hubo traspasado el primer umbral se encontró con una luz deslumbrante, cegadora  (..........)La luz se le metió por los ojos y le enseñó maravillas de la humanidad, secretos largo tiempo guardados le fueron mostrados, tesoros que el hombre común jamás descubriría, le fueron ofrecidos  (........) Pero él se pasó las manos por los ojos y -viendo que no podía detener tan cegadora luz- se los arrancó de cuajo y los guardó en el zurrón (.......) Entonces pudo continuar su camino, y éste lo acercó al segundo umbral: y lo abrió...
Cap cuarto: El segundo umbral de Hércules. ("La Droga de Hércules" de Hermand Missere )


Cuando tomé plena consciencia de que me hallaba sumido en el más profundo sueño y que sin embargo, estaba totalmente consciente, noté una vibración que recorrió todo mi ser, hasta el tuétano…me miré las manos y eran las mías, pero todo a mi alrededor se retorcía de una manera inverosímil. Fue entonces cuando lo vi todo, la creación, el hombre, el nacimiento y devenir de las sucesivas civilizaciones que han poblado la tierra durante miles de años…Viajé a estrellas, surqué oscuros vacíos y presencié prodigios para los que no tengo palabras…y finalmente me perdí y renací de nuevo, en mi mundo…




Así que cuando desperté, escribí. Simplemente, escribí…intentando olvidar que había presenciado en un sueño mi propia muerte, leída en un libro inexistente por una extraña persona que vivía en una realidad tan diferente a la mía.


Hoy es 15 de abril de 1442 y en cuatro años, moriré devorado por las llamas. Y perdida la esperanza en el futuro, escribir es lo único que me queda.



(“Visiones del futuro”, de Hermand Missere)





1 comentarios:

Raúl dijo...

Gracias por tu visita y por tu comentario en mi blog, Miguel.
Un saludo.