Una noche soñé que
-postrado en la cama, en plena duermevela- el cuello se me doblaba en un ángulo
imposible, hacia arriba, y que el techo se combaba hacia mí, buscándome en una
danza siniestra...Entonces un quejido como de herrumbre y desesperación surgió
de una garganta que era la mía, pero que a la que no di permiso para que
actuara...y mis manos se abalanzaron hacia mi cuello, enloquecidas y
coléricas...y recuerdo que una parte de mi ser las animaba para que acabaran
con el paso de aire hacia los pulmones, y que yo era cada uno de los
dedos-verdugos que atenazaban mi propia tráquea...Pero de fondo, tras un telón
imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra negra, y
dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie, mientras
algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón.
Siempre me había
apasionado el mundo de los sueños. Quizás es por eso que después de estudiar el
tema bajo el prisma de múltiples eruditos y eminencias en el tema; de llevar un
diario de sueños durante más de dos años; y de servir de cobaya en el
“Instituto del Sueño” de la Universidad Laboral, decidí llevar a cabo mis
propios experimentos...
Un día, Quique, el chico
de la biblioteca del centro, me trajo un libro llamado “La droga de Hércules”.
- Ten, Ricardo, creo que
te va a resultar muy interesante -me dijo con un deje de entusiasmo que no dejé
de apreciar, divertido. Quique era el tipo de persona que podía encontrarte
todo aquello que le pidieras, y que siempre tenía un primo o familiar que
conocía a fondo el tema que fuera...Unos días atrás habíamos conversado sobre
los sueños; y aunque no tardé en darme cuenta de que el chiquillo no tenía ni
idea de lo que hablaba, enseguida comprendí que él no solo no lo admitiría
jamás...sino que me había sido asignado un colaborador de forma totalmente
involuntaria, y por supuesto, sin opción de devolución por mi parte...
El libro resultó ser un
absoluto galimatías de un tal Hermand Missere, un hereje de Durango que en 1446
fue quemado como dice Avalle Arce, por
"adjurado e relapso una e dos e tres veces" (op.
cit., p. 115)...Sea como fuere, de “La droga de Hércules” tan solo pude
sacar en claro que Hermand Missere creyó haber descubierto el secreto de la
inmortalidad del alma humana, a través de un extraño sueño, que es el que
relata en las más de cincuenta páginas de que se compone el volumen.
-Muy poca gente conoce -le dije un día a Quique- que en pleno siglo XX
aún no se conoce cuál es exactamente la función del sueño, ni qué es exactamente
lo que indica a nuestro cuerpo que es necesario dormir...-Quique me miró con la
taza de cacao entre las manos, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Pero
antes de que pudiera interrumpir continué -Y lo que es más: que cuando un
individuo es despertado en una fase REM, estos periodos tienden a recuperarse
en la primera ocasión que se presente...y sin embargo aún no se ha podido
comprobar la relación entre el descanso, los sueños y las funciones
psicológicas del ser humano...-terminé, sorbiendo mi café y observando
ensimismado la mancha de chocolate que se había ganado a pulso mi excelso
colaborador...
-Quizás sea verdad que son símbolos del subconsciente como decía el
señor Freud, ya sabes Ricky, lo de la sexualidad infantil, lo del Edipo ese y
eso...-soltó Quique, a la vez que se limpiaba la mancha y yo me echaba
mentalmente las manos a la cabeza...Y me llama Ricky, pensé con desasosiego...y
sin embargo, ya mis deseos tiraban poderosamente de mi mente por otros
derroteros...
Fue el 1 de Octubre de 1996 cuando comencé con la primera etapa del
experimento.
Quería demostrar que el sueño no solo era un periodo activo de la
consciencia, sino que a través de él surgía ante nosotros algo que poseía
carácter y personalidad propia... e incluso capacidad para comunicarse con el
ente que somos todos los seres humanos en el estado de la vigilia. La idea de
que una especie de "X-yo-X" surgiera en otro mundo, y se comunicara
con nosotros a través de simbolismos y caricaturas mediáticas en la fase REM
del sueño, me hacía sentirme enajenado y nervioso, como si hubiera perdido algo
importante y supiera exactamente dónde encontrarlo..."¿qué era lo que
todos estos años me había impedido alcanzarlo?" -me preguntaba una y otra
vez en la soledad, en la desolada llanura en que había convertido mi
existencia, tan alejado de aquellas personas que una vez habían importado algo
para mí...
Mi experiencia en el diario de sueños había revelado que lo más
importante cuando se trabaja con el mundo onírico es que éste desaparece -con
la llegada de la consciencia- a una velocidad de vértigo. Había que atraparlo
de inmediato en la consciencia, o se disipaba de manera ineludible. Así que
preparé papel, grabadora, despertador, pluma y el móvil...Estuve tres días
enteros como preludio, sin dormir y sin comer: con el agua, el té y la compañía
de Quique como únicos compañeros de viaje. Miento...también a Hermand lo
rescaté en alguna ocasión, si bien su relato tan solo me inspiraba desasosiego
e inquietud...Recuerdo un pasaje:
“Una áspid se le había abalanzado, sin duda para metérsele por la boca.
Pero él la había agarrado y empalado de golpe con su lanza de madera rubia...Y
entonces fue Hércules, de resuelto y dispuesto, a comer la carne del enemigo,
no sin antes arrancarle la bífida lengua y tragársela él mismo. Y habiéndolo
realizado tuvo una visión, pues soñó que él era la víbora y que se había
quedado sin lengua y por tanto sin capacidad de comunicarse, y sintióse mareado
y confundido. Y este era el primer camino de Hércules, como más tarde comprobó,
puesto que al comerla, tragó su veneno, que lo adormiló y lo acercó al primer
umbral: y lo abrió...”
(Cap uno: El primer
umbral de Hércules, página trece)
Friedrich Herbart decía
que las ideas podían existir como estados de realidad...
Al tercer día me acosté en mi cama. Eran las doce de la noche y en la
oscuridad de la calle estaba lloviendo. Puse el despertador y dejé todo
preparado en la mesita de noche, encima del cristal que la cubría. Durante toda
la noche y en intervalo de noventa minutos cada vez, dormía, me despertaba,
escribía lo poco que recordaba, y volvía a acostarme, hasta las diez y media de
la mañana. Fueron siete ciclos...
Este proceso lo repetí diez días.
Por la mañana me dirigía invariablemente a la biblioteca, donde
encerraba mi mente en docenas de escritos y volúmenes que encontraba Quique
para mí, o que yo mismo me “agenciaba“...
El 14 de Octubre me hallaba en un estado lamentable. Había perdido
cinco kilos y debajo de mis ojos se habían formado unas bolsas de un color grisáceo
y forma enfermiza...Sin embargo mi mente se mantenía clara, y mi humor tampoco
amenazaba temporales, como suele ser normal en casos de falta de sueño
prolongados. En definitiva, me sentía capaz de proseguir con mi experimento.
¡Ahora empezaba la caza!
La segunda fase la concebí como el último desafío a la razón, a la
esencia misma del concepto del sueño...Ya que un descanso interrumpido de forma
constante tan solo había repercutido en una acumulación de fatiga y poco más,
que estaba seguro que hubiera recuperado en tan solo una sesión de descanso
prolongado, ahora iba a ir más allá, en
busca de ese límite que dejara entrever dónde quedaba la posición de cada uno...
Me empecé a colocar electrodos y fajas en los brazos, vientre y
piernas. Enchufé la radio: en la emisora empezó a sonar una canción de
Evanescence. Era "taking over me", resoplé despacio, mientras notaba
cómo una cálida gota de sudor resbalaba despacio por mi sien... A continuación
Quique me puso una banda de tela, con sensores de movimiento, sobre los ojos...
Conectó éstos a un emisor de baja frecuencia y un temporizador airis, modelo
sinopsis 004...y de éste último -vía usb-, se conectaba todo al sistema del
ordenador central, un "monstruo" de metacrilato y cerámica, que
dejaba entrever maravillas en su interior metalizado, y que yo mismo había
ensamblado... allí era dónde quedaba reflejado la frecuencia cardiaca, tensión
arterial y los movimientos espasmódicos
que se produjeran durante el sueño...en la fase rem, cada 95 minutos más o
menos. Todo estaba listo.
Recordando...
Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir
en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo
invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día
a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de
montura roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la
inmadurez. Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión,
ayudándome en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba
contándoles: de cómo preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis
expectativas...
Me acomodé en mi cama y le hice un gesto a mi juvenil ayudante.
- Buen viaje, Ricky! -dijo, y acto seguido escuché la música "new
age" que habíamos escogido, aquellas que provocaban una ligera sacudida en
las ondas cerebrales, desplazándolas en la dirección adecuada.
En principio Quique tenía que esperar a que estuviera dormido y que el
gráfico mostrara ondas alfa, antes de activar el generador onírico-afásico.
Éste consistía en un emisor de pequeños impulsos electromagnéticos que debían
provocar un bloqueo y desbloqueo ininterrumpido
de la actividad rem...Si funcionaba, yo pensaba que podría despertar
dentro del sueño mismo, y encontrar lo que fuera que allí me esperara...
El sueño...
"Pero de fondo, tras
un telón imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra
negra, y dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie,
mientras algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón. Miré
hacia atrás. Mi atacante había desaparecido y allá, en la penumbra distinguí lo
que otrora pensaba era una cama, pero que consistía en un bloque de piedra
basáltica, de color gris oscuro. Pero algo no encajaba en aquel entorno. Ahora
que lo pensaba, todo aquello había comenzado una noche, soñando, y sin embargo,
yo continuaba allí, mirando aquel objeto inanimado donde aún podía ver el resto
de sangre y uñas rotas. Entonces, de repente, el mismo quejido de antes me
empezó a reventar las entrañas, me agarré el pecho con ambas manos y abrí la
boca, como si todo el vómito de la humanidad maloliente fuera a socavar cada
centímetro de mi boca, dientes, lengua...y se expandió con un grito que reventó
las paredes, el telón y el portal, y me encontré ante un panorama
indescriptible, una letanía de colores tan vívidos que no podían contener un solo
nombre...me sentí flotar en un espacio ajeno y que aunque inmensamente bello,
sabía estaba desgastando a una velocidad extraordinaria mi cordura. Y fue
entonces, cuando tuve ese último pensamiento, cuando me di cuenta DE VERDAD que
todo era un sueño, que yo era "yo soñando" y que todo era un
sueño...Y recordé el experimento, a Quique, y recordé también que este mismo
sueño ya lo había tenido en muchas ocasiones...Y todo eso lo pensé en el sueño,
en este sueño...Aquí, en este mundo incierto..."
Recordando...
Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir
en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo
invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día
a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de montura
roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la inmadurez.
Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión, ayudándome
en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba contándoles: de cómo
preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis expectativas...
El viejo se tumbó, le saludé y empecé a preparar todo el chiringuito.
Joder, con tanto cable no sabía ni por dónde empezar. ¡Si por lo menos tuviera
un porro! A saber cuánto tiempo tendría que esperar, bueno de momento toda la
noche, eso fijo. Ostras sí que estaba
buena la vecina del Rick...El generador, osti, ese aparatejo tenía que estar
preparado para el gran momento. ¿Pero qué era ese otro cacharro? ¿No se llamaba
Regina? ¿Qué clase de nombre es Regina? Aunque con esas tetas qué coño importa
el nombre...Ah no, eso era para desviar la señal al ordenata...Joder si por lo
menos tuviera una chinita...
“Una vez Hércules hubo traspasado el primer umbral se encontró con una
luz deslumbrante, cegadora (..........)La
luz se le metió por los ojos y le enseñó maravillas de la humanidad, secretos
largo tiempo guardados le fueron mostrados, tesoros que el hombre común jamás
descubriría, le fueron ofrecidos
(........) Pero él se pasó las manos por los ojos y -viendo que no podía
detener tan cegadora luz- se los arrancó de cuajo y los guardó en el zurrón
(.......) Entonces pudo continuar su camino, y éste lo acercó al segundo
umbral: y lo abrió...
Cap cuarto: El segundo
umbral de Hércules. ("La Droga de Hércules" de Hermand Missere )
Cuando tomé plena consciencia de que me hallaba sumido en el más
profundo sueño y que sin embargo, estaba totalmente consciente, noté una
vibración que recorrió todo mi ser, hasta el tuétano…me miré las manos y eran
las mías, pero todo a mi alrededor se retorcía de una manera inverosímil. Fue
entonces cuando lo vi todo, la creación, el hombre, el nacimiento y devenir de
las sucesivas civilizaciones que han poblado la tierra durante miles de años…Viajé
a estrellas, surqué oscuros vacíos y presencié prodigios para los que no tengo
palabras…y finalmente me perdí y renací de nuevo, en mi mundo…
Así que cuando desperté, escribí. Simplemente, escribí…intentando
olvidar que había presenciado en un sueño mi propia muerte, leída en un libro
inexistente por una extraña persona que vivía en una realidad tan diferente a
la mía.
Hoy es 15 de abril de 1442 y en cuatro años, moriré devorado por las
llamas. Y perdida la esperanza en el futuro, escribir es lo único que me queda.
(“Visiones del futuro”, de Hermand Missere)
1 comentarios:
Gracias por tu visita y por tu comentario en mi blog, Miguel.
Un saludo.
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