Hace tiempo que llegamos

jueves, 14 de enero de 2010
CUERPO (IMAGEN): Me miro atentamente...ocupo el espacio reprimido de una idea, de un suspiro intermedio, de un juego subconsciente, de un rincón en el cajón...
Tú disfrutas torturando mi ánimo... Y mi cuerpo supone la exaltación de un deseo, de un simple forcejeo que acabará aburriéndote...y me abandonas de nuevo a la suerte de tu olvido...por un tiempo.

CUERPO EN ESPEJO: “Tu inocente mirada tortura mi ser...”

CUERPO (IMAGEN): Aquel día me arrojaste profundo, en tu mente y en su ecuánime estado... ¡Tierno púgil!: ¡Me balanceaste en el gráfico de tu voluntad...!
A veces arranca ronroneante tu sonrisa mientras toqueteas de mi cuerpo de sustancia orgánica un bracito o piernecita... luego juegas con mi postura, reinventándome a tu gusto...

ELLA: ¡Soltadme!

CUERPO EN ESPEJO: “Eres aquello que nunca pude entender...pero te amé... ¿Te dije que te amé?”

CUERPO (IMAGEN): ¿Por qué te perdí? Me dices, pero te ocultas de tu inconmensurable delgadez, habilitas espacios reservados: “¡Sólo amigos!”; que descongestionan de verdad tu alma asustada...Te ocultas de ti y de mí.

ELLA: ¡Humilláis mi mundo!

CUERPO EN ESPEJO: “Te amé en mi espacio interno de “Plus minusve”, en el que siempre encontré motivos para quererte, a mi modo, delegando subrepticios a la razón, engañando su insana postura para que te quisiera y no supiera lo que hiciste...”

CUERPO (IMAGEN): Soy ese muñequito verde y marrón, de traje carmesí y escopeta cargada...Soy esa tráquea obturada, esa asfixia lacerante, ese pálpito perdido...Yo te maté y tú me mataste...

ELLA: ¿Quién soy?

CUERPO EN ESPEJO: “Me miro al espejo y te veo...tan delgada y gorda, rumiando las desdichas de la forma...del consumo maniqueísta que todo lo domina... ¡Fofa forma de existencia, subliminal destino de ser...! Yo también te amé, antes de que me mataras...”

ELLA: ¿Quién es esa del espejo, esa que me mira y me aniquila? Que me mira y me mira...y aniquila...



*Somos las hordas de los esqueléticos consumos humanos*
*Somos las infinitas maneras del Pudrir de la verdad con esas mentiras provechosas*
*Somos los demonios venidos de la generación de los ondas, ultras y super...”computers”*

*Ya estamos aquí*

*¡HACE TIEMPO QUE LLEGAMOS!*


Sueños

lunes, 11 de enero de 2010


Una noche soñé que -postrado en la cama, en plena duermevela- el cuello se me doblaba en un ángulo imposible, hacia arriba, y que el techo se combaba hacia mí, buscándome en una danza siniestra...Entonces un quejido como de herrumbre y desesperación surgió de una garganta que era la mía, pero que a la que no di permiso para que actuara...y mis manos se abalanzaron hacia mi cuello, enloquecidas y coléricas...y recuerdo que una parte de mi ser las animaba para que acabaran con el paso de aire hacia los pulmones, y que yo era cada uno de los dedos-verdugos que atenazaban mi propia tráquea...Pero de fondo, tras un telón imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra negra, y dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie, mientras algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón.



Siempre me había apasionado el mundo de los sueños. Quizás es por eso que después de estudiar el tema bajo el prisma de múltiples eruditos y eminencias en el tema; de llevar un diario de sueños durante más de dos años; y de servir de cobaya en el “Instituto del Sueño” de la Universidad Laboral, decidí llevar a cabo mis propios experimentos...


Un día, Quique, el chico de la biblioteca del centro, me trajo un libro llamado “La droga de Hércules”.
- Ten, Ricardo, creo que te va a resultar muy interesante -me dijo con un deje de entusiasmo que no dejé de apreciar, divertido. Quique era el tipo de persona que podía encontrarte todo aquello que le pidieras, y que siempre tenía un primo o familiar que conocía a fondo el tema que fuera...Unos días atrás habíamos conversado sobre los sueños; y aunque no tardé en darme cuenta de que el chiquillo no tenía ni idea de lo que hablaba, enseguida comprendí que él no solo no lo admitiría jamás...sino que me había sido asignado un colaborador de forma totalmente involuntaria, y por supuesto, sin opción de devolución por mi parte...


El libro resultó ser un absoluto galimatías de un tal Hermand Missere, un hereje de Durango que en 1446 fue quemado como dice Avalle Arce, por  "adjurado e relapso una e dos e tres veces" (op. cit., p. 115)...Sea como fuere, de “La droga de Hércules” tan solo pude sacar en claro que Hermand Missere creyó haber descubierto el secreto de la inmortalidad del alma humana, a través de un extraño sueño, que es el que relata en las más de cincuenta páginas de que se compone el volumen.


-Muy poca gente conoce -le dije un día a Quique- que en pleno siglo XX aún no se conoce cuál es exactamente la función del sueño, ni qué es exactamente lo que indica a nuestro cuerpo que es necesario dormir...-Quique me miró con la taza de cacao entre las manos, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Pero antes de que pudiera interrumpir continué -Y lo que es más: que cuando un individuo es despertado en una fase REM, estos periodos tienden a recuperarse en la primera ocasión que se presente...y sin embargo aún no se ha podido comprobar la relación entre el descanso, los sueños y las funciones psicológicas del ser humano...-terminé, sorbiendo mi café y observando ensimismado la mancha de chocolate que se había ganado a pulso mi excelso colaborador...


-Quizás sea verdad que son símbolos del subconsciente como decía el señor Freud, ya sabes Ricky, lo de la sexualidad infantil, lo del Edipo ese y eso...-soltó Quique, a la vez que se limpiaba la mancha y yo me echaba mentalmente las manos a la cabeza...Y me llama Ricky, pensé con desasosiego...y sin embargo, ya mis deseos tiraban poderosamente de mi mente por otros derroteros...


Fue el 1 de Octubre de 1996 cuando comencé con la primera etapa del experimento.


Quería demostrar que el sueño no solo era un periodo activo de la consciencia, sino que a través de él surgía ante nosotros algo que poseía carácter y personalidad propia... e incluso capacidad para comunicarse con el ente que somos todos los seres humanos en el estado de la vigilia. La idea de que una especie de "X-yo-X" surgiera en otro mundo, y se comunicara con nosotros a través de simbolismos y caricaturas mediáticas en la fase REM del sueño, me hacía sentirme enajenado y nervioso, como si hubiera perdido algo importante y supiera exactamente dónde encontrarlo..."¿qué era lo que todos estos años me había impedido alcanzarlo?" -me preguntaba una y otra vez en la soledad, en la desolada llanura en que había convertido mi existencia, tan alejado de aquellas personas que una vez habían importado algo para mí...


Mi experiencia en el diario de sueños había revelado que lo más importante cuando se trabaja con el mundo onírico es que éste desaparece -con la llegada de la consciencia- a una velocidad de vértigo. Había que atraparlo de inmediato en la consciencia, o se disipaba de manera ineludible. Así que preparé papel, grabadora, despertador, pluma y el móvil...Estuve tres días enteros como preludio, sin dormir y sin comer: con el agua, el té y la compañía de Quique como únicos compañeros de viaje. Miento...también a Hermand lo rescaté en alguna ocasión, si bien su relato tan solo me inspiraba desasosiego e inquietud...Recuerdo un pasaje:


“Una áspid se le había abalanzado, sin duda para metérsele por la boca. Pero él la había agarrado y empalado de golpe con su lanza de madera rubia...Y entonces fue Hércules, de resuelto y dispuesto, a comer la carne del enemigo, no sin antes arrancarle la bífida lengua y tragársela él mismo. Y habiéndolo realizado tuvo una visión, pues soñó que él era la víbora y que se había quedado sin lengua y por tanto sin capacidad de comunicarse, y sintióse mareado y confundido. Y este era el primer camino de Hércules, como más tarde comprobó, puesto que al comerla, tragó su veneno, que lo adormiló y lo acercó al primer umbral: y lo abrió...”
(Cap uno: El primer umbral de Hércules, página trece)


Friedrich Herbart decía que las ideas podían existir como estados de realidad...


Al tercer día me acosté en mi cama. Eran las doce de la noche y en la oscuridad de la calle estaba lloviendo. Puse el despertador y dejé todo preparado en la mesita de noche, encima del cristal que la cubría. Durante toda la noche y en intervalo de noventa minutos cada vez, dormía, me despertaba, escribía lo poco que recordaba, y volvía a acostarme, hasta las diez y media de la mañana. Fueron siete ciclos...


Este proceso lo repetí diez días.


Por la mañana me dirigía invariablemente a la biblioteca, donde encerraba mi mente en docenas de escritos y volúmenes que encontraba Quique para mí, o que yo mismo me “agenciaba“...


El 14 de Octubre me hallaba en un estado lamentable. Había perdido cinco kilos y debajo de mis ojos se habían formado unas bolsas de un color grisáceo y forma enfermiza...Sin embargo mi mente se mantenía clara, y mi humor tampoco amenazaba temporales, como suele ser normal en casos de falta de sueño prolongados. En definitiva, me sentía capaz de proseguir con mi experimento. ¡Ahora empezaba la caza!


La segunda fase la concebí como el último desafío a la razón, a la esencia misma del concepto del sueño...Ya que un descanso interrumpido de forma constante tan solo había repercutido en una acumulación de fatiga y poco más, que estaba seguro que hubiera recuperado en tan solo una sesión de descanso prolongado, ahora iba  a ir más allá, en busca de ese límite que dejara entrever dónde quedaba la posición de cada uno...




Me empecé a colocar electrodos y fajas en los brazos, vientre y piernas. Enchufé la radio: en la emisora empezó a sonar una canción de Evanescence. Era "taking over me", resoplé despacio, mientras notaba cómo una cálida gota de sudor resbalaba despacio por mi sien... A continuación Quique me puso una banda de tela, con sensores de movimiento, sobre los ojos... Conectó éstos a un emisor de baja frecuencia y un temporizador airis, modelo sinopsis 004...y de éste último -vía usb-, se conectaba todo al sistema del ordenador central, un "monstruo" de metacrilato y cerámica, que dejaba entrever maravillas en su interior metalizado, y que yo mismo había ensamblado... allí era dónde quedaba reflejado la frecuencia cardiaca, tensión arterial  y los movimientos espasmódicos que se produjeran durante el sueño...en la fase rem, cada 95 minutos más o menos. Todo estaba listo.



Recordando...


Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de montura roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la inmadurez. Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión, ayudándome en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba contándoles: de cómo preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis expectativas...


Me acomodé en mi cama y le hice un gesto a mi juvenil ayudante.


- Buen viaje, Ricky! -dijo, y acto seguido escuché la música "new age" que habíamos escogido, aquellas que provocaban una ligera sacudida en las ondas cerebrales, desplazándolas en la dirección adecuada.
En principio Quique tenía que esperar a que estuviera dormido y que el gráfico mostrara ondas alfa, antes de activar el generador onírico-afásico. Éste consistía en un emisor de pequeños impulsos electromagnéticos que debían provocar un bloqueo y desbloqueo ininterrumpido  de la actividad rem...Si funcionaba, yo pensaba que podría despertar dentro del sueño mismo, y encontrar lo que fuera que allí me esperara...


El sueño...


"Pero de fondo, tras un telón imaginario, yo mismo me agarraba desesperado a una cama de piedra negra, y dejaba las uñas ensangrentadas y rotas en su miserable superficie, mientras algo funesto tiraba de mí hacia un oscuro pasaje...tras el telón. Miré hacia atrás. Mi atacante había desaparecido y allá, en la penumbra distinguí lo que otrora pensaba era una cama, pero que consistía en un bloque de piedra basáltica, de color gris oscuro. Pero algo no encajaba en aquel entorno. Ahora que lo pensaba, todo aquello había comenzado una noche, soñando, y sin embargo, yo continuaba allí, mirando aquel objeto inanimado donde aún podía ver el resto de sangre y uñas rotas. Entonces, de repente, el mismo quejido de antes me empezó a reventar las entrañas, me agarré el pecho con ambas manos y abrí la boca, como si todo el vómito de la humanidad maloliente fuera a socavar cada centímetro de mi boca, dientes, lengua...y se expandió con un grito que reventó las paredes, el telón y el portal, y me encontré ante un panorama indescriptible, una letanía de colores tan vívidos que no podían contener un solo nombre...me sentí flotar en un espacio ajeno y que aunque inmensamente bello, sabía estaba desgastando a una velocidad extraordinaria mi cordura. Y fue entonces, cuando tuve ese último pensamiento, cuando me di cuenta DE VERDAD que todo era un sueño, que yo era "yo soñando" y que todo era un sueño...Y recordé el experimento, a Quique, y recordé también que este mismo sueño ya lo había tenido en muchas ocasiones...Y todo eso lo pensé en el sueño, en este sueño...Aquí, en este mundo incierto..."



Recordando...


Como les dije anteriormente, mi mayor anhelo en esta vida era descubrir en qué consistía ese intervalo que media entre la consciencia y lo invisible...Los sueños se habían convertido en una obsesión constante en mi día a día...Conocí a un chico en la biblioteca, a Quique: un chaval con gafas de montura roja, granos en la cara y una veintena de años descubriéndole la inmadurez. Pero desde el primer día se pegó cual velcro a mí y a mi obsesión, ayudándome en el proyecto que me había fijado y que es lo que andaba contándoles: de cómo preparé el experimento, del entorno del mismo, de mis expectativas...


El viejo se tumbó, le saludé y empecé a preparar todo el chiringuito. Joder, con tanto cable no sabía ni por dónde empezar. ¡Si por lo menos tuviera un porro! A saber cuánto tiempo tendría que esperar, bueno de momento toda la noche, eso fijo. Ostras sí que  estaba buena la vecina del Rick...El generador, osti, ese aparatejo tenía que estar preparado para el gran momento. ¿Pero qué era ese otro cacharro? ¿No se llamaba Regina? ¿Qué clase de nombre es Regina? Aunque con esas tetas qué coño importa el nombre...Ah no, eso era para desviar la señal al ordenata...Joder si por lo menos tuviera una chinita...



“Una vez Hércules hubo traspasado el primer umbral se encontró con una luz deslumbrante, cegadora  (..........)La luz se le metió por los ojos y le enseñó maravillas de la humanidad, secretos largo tiempo guardados le fueron mostrados, tesoros que el hombre común jamás descubriría, le fueron ofrecidos  (........) Pero él se pasó las manos por los ojos y -viendo que no podía detener tan cegadora luz- se los arrancó de cuajo y los guardó en el zurrón (.......) Entonces pudo continuar su camino, y éste lo acercó al segundo umbral: y lo abrió...
Cap cuarto: El segundo umbral de Hércules. ("La Droga de Hércules" de Hermand Missere )


Cuando tomé plena consciencia de que me hallaba sumido en el más profundo sueño y que sin embargo, estaba totalmente consciente, noté una vibración que recorrió todo mi ser, hasta el tuétano…me miré las manos y eran las mías, pero todo a mi alrededor se retorcía de una manera inverosímil. Fue entonces cuando lo vi todo, la creación, el hombre, el nacimiento y devenir de las sucesivas civilizaciones que han poblado la tierra durante miles de años…Viajé a estrellas, surqué oscuros vacíos y presencié prodigios para los que no tengo palabras…y finalmente me perdí y renací de nuevo, en mi mundo…




Así que cuando desperté, escribí. Simplemente, escribí…intentando olvidar que había presenciado en un sueño mi propia muerte, leída en un libro inexistente por una extraña persona que vivía en una realidad tan diferente a la mía.


Hoy es 15 de abril de 1442 y en cuatro años, moriré devorado por las llamas. Y perdida la esperanza en el futuro, escribir es lo único que me queda.



(“Visiones del futuro”, de Hermand Missere)





Algo bonito

lunes, 4 de enero de 2010
Sebas iba con Gurro, su porcino amiguito, en busca del robledal de Cián. En él trabajaría hasta bien entrada la noche, buscando setas. En realidad, con la ayuda de Gurro, probaría suerte con las trufas. El cielo anaranjado despedía laminitas como de cristal de colores, y al chiquillo, aquel frío de mañana se le iba despegando con las luces caldeadas del cielo...al cabo de algunos minutos, un astro iridiscente los bañaba en auras de color.

Pasaron los “Colmillos de Duna-Antigua”, rodearon los pueblos de La Ramerilla y Los Juncales, y en el camino de albero amarillento de “Duques de San Diego” descansaron y bebieron del manantial de la montaña de Orol...

Cantaron las Odas de las setas, levitaron los panes de los vientos y los llevaron a sus bocas abiertas. Reanudaron el camino con ese disco tan alto y rojo, el aire tembloroso del calor y los ojos apurados.

Cuando llegaron al robledal, ambos empezaron el “camino del olfateo”. Sebas jugueteaba a imitar a Gurro, y éste, aunque le ignoraba cuanto podía, en más de una ocasión le hurgó con su portentoso hocico en esos morros sonrientes de muchacho.

Ese día encontró una trufa. Pero como no le dio tiempo a apartar a Gurro, que la mordisqueó a consciencia, no le valió de mucho. Cuando llegó a casa, su madre le regañó, pero su padre, enfermo en cama, le susurró al oído la historia de un niño y su cerdo, que partieron en busca de setas...

“Muy enfermo...”

Diez años después, en un camino amarillento, de albero viejo, un muchachote curtido y con humilde vestimenta -un granjero sin duda-, bebe agua formando cuenco con manos firmes, de una fuente de agua cristalina y fresca. El líquido vierte entre ranuras humanas su firme sustancia y cae a peso en el suelo reseco y ardiente.

Sebas observa ese cambio de coloración del suelo, esa mancha húmeda, esa cohesión del polvo y la tierra con el agua de la vida...Lo mira mientras un recuerdo asalta su mente:

Su padre, en el hospital, derrama su vaso de agua y se mancha las sábanas; tienen un olor a humedad y podredumbre insoportables, mezcladas con ese “túmulo medicamental” de hospital...Él se echa a llorar, y su padre le da de besos en la frente. “Huele a esperanza, hijo, no olfatees la miseria de este lugar” le dice con dulzura su padre.

”Huele la trufa, mi niño, su aroma intenso y sutil a la vez.”

Lo intenta. Pero tan sólo huele a su padre enfermo de células locas y a cosas malas en el aire. Incluso lo blanco le recuerda a su madre con la lejía. A él le salen ronchas si un perdido vaho de aquella sustancia penetra sus fosas nasales. Su mundo se pierde en el hospital. Su padre se va...




Deja de lado ese recuerdo, esa visión y sus ojos mentales enfocan su conciencia a ese círculo mojado del suelo. Oye unas pisadas y se vuelve, dejada de lado la ensoñación. Su cerdo Gurro, enorme y lustroso, corre hacia su amigo con alegría porcina... Por detrás, con el sol regando sus plateados cabellos, su padre le sonríe.

Hoy encontrarían trufas




Oda de las Setas (fragmento)

"Cumbres y montañas pesan a la tierra,
que benévola las apaña y cimbra en las raíces,
y del mismo suelo, hijas de la madre,
crecen y gritan a la lluvia, las setas,
y lombrices de cristal acarician sus testas
doradas de agua y azur..."


Mi amiga Virginia

sábado, 2 de enero de 2010

La inspiración

Una mariposa cristal -de alas sin escamas y transparentes-, vuela hasta mi boca y allí deja un beso y una palabra: Virginia, dice...Tras ello desaparece en el horizonte y no puedo girarme... verla partir. Y es que tan sólo soy una flor que grita –solitaria- en la vasta estepa de la imaginación.

Preeliminares

Una gota de fuego cayó desde el cielo de mi paladar...aquel día. Me encontraba como de costumbre vomitando, en mi enfermedad, en mi cotidiana inmersión en una realidad que me estaba matando, carcomiendo lentamente...en un apartamento de veinte metros cuadrados, color alcohol y tabaco barato. Suspiré agarrando un pañuelo sanguinolento entre mis manos. Lo agarré con tanta fuerza que toda mi mano quedó impregnada de mis propios desechos. El final. Siempre había pensado que acabaría mi vida a corta edad, pero nunca sospeché que el alcohol pudriera mis riñones y que todas mis vísceras quisieran huir tan pronto de mi persona. No, ciertamente, nunca lo hubiera imaginado...

Encuentro

Uno de esos últimos días tropecé en la calle con un bulto. Solo que era un bulto con forma humana y unos cabellos rojos sobresalían desde una manta enrollada y vieja.

Musité disculpas y curioso me agaché, mas nada vieron mis ojos entre tanto tapijo. Me vino a la memoria el barbilampiño italiano que murió hace unas semanas en el barrio, ¿os acordáis? a ese viejo mendigo se le helaron las pelotas en mitad de una noche tremenda...

- Hola visitante, ¿no es hermosa esta mañana? ¿no surcan la pradera los corceles hollando la piel del Yamaliz? –susurró una voz. Era una voz que semejaba los trinos de algunos pájaros, extremadamente musical.-Dime, visitante, ¿eres amigo de los elfos? ¿conoces acaso a Riïn, Príncipe de los Enanos? ¿me llevarás a las estancias de Col´ar, amigo de semillas y brisas cálidas? –me interrogó...

-No, tan sólo soy un moribundo –le dije, consternado, frente a esa mujer que ahora veía frente a mí, con la manta apartada a un lado y una mirada tan perdida que hacía pensar en que era uno el que no sabía ni dónde estaba...

-Ay, cariño, moribundos somos todos...desde que nacemos, gracias a Dios...¿Sabes? me pareces como un soldadito de plomo, tan enjuto y tan juicioso, tan enfermo y desdichado...¿acaso no te gustó el mundo que se preparó para ti? Ven, vayamos a tomar un té, hay una posada más allá de aquella loma, y el sol despliega la alfombra para nosotros...¡Cuidado! no destruyas ese hormiguero...la Reina está muy contenta con la cosecha de este año y los duendes les han regalado néctar de maiz, ¿a que es maravilloso? ven, sígueme y hablaremos de cosas...

Crisis

Suelo soñar despierto en muchas ocasiones, y a veces, hasta me despierto dentro de un sueño y me siento multidimensional, con muchos “yos” cada uno haciendo y viviendo experiencias propias y personales. Pero otras veces me siento condensado, fibrilarmente compungido y aislado, solo y frágil, como una crisálida en el ojo de un volcán.

Una vez conocí a una amiga. Ahora os diré algo acerca de ella...



Virginia

Mi amiga Virginia tiene el pelo de melocotón maduro, sus ojos del color que hay tras una nube en el cielo septentrional, allá en las tierras de la magia y las dispensas. Su boca pía y causan olas los pálidos reflejos de sus cabellos, mientras se mira en la vasija de mar.

Cualquiera que pasara junto a ella tan solo vería una vieja sentada junto a un barreño relleno de agua. Olor a moras.

Mi amiga Virginia clava sus hermosos dedos anaranjados en un fruto del color de la miel, que desprende un olor dulzón, e inunda la estancia de recuerdos junto a gnomos, elfos, y seres con los que compartió una gran parte de su existencia. Eleva una tersa y joven mano, la suya, y de sus uñas lacadas en crema albina, surgen chispas de energía que danzan alrededor de un sonido como de crujir ramitas en una arboleda, una de esas que te impregnan de olor a pino verde...

Pero esas luces que surgen de las uñas de mi amiga estallan en la penumbra atechada de su habitación de blanco prístino, y una voz de mujer anciana pronuncia una palabra: “Rol´alson”

En la carretera que separa las provincias de “Cualquiera” y “Noimporta” en el país de “Todos”, mi amiga Virginia pasaba los últimos años de su vida en un manicomio, sumida en recuerdos imposibles. Gastada su forma física en postrado y obligado letargo.

Paso por el camino verde que separa dos fincas, a la vez que pienso en mi amiga. Las nubes están muy cerca hoy, y la hierba se mezcla con la tierra oscura y fangosa. El olor a agua me ahoga la nariz y escucho en la distancia el balido placentero de una oveja.

He decidido que iré al manicomio de nuevo, que intentaré rescatar de nuevo a mi amiga, empaparme en mi título de abogado y luchar por ella una vez más, aunque me vuelvan a destrozar las esperanzas. Empieza a llover. Corro a salpicones, con el chapoteo en mis sienes y mis mandíbulas apretadas. Una lágrima rueda y cae, pero entonces ya no existe más que un diluvio arrasando toda una vida no recordada.

En la habitación, una anciana. En algún momento debió haber poseído una melena rojiza impresionante, de la que ahora tan sólo unos mechones despeinados hablaban...Se mira constantemente en un barreño que el enfermero deposita en sus rodillas todas las mañanas, desde hace veinte años. En el interior del barreño, un soldadito de plomo se halla sumergido en el agua...

Sombras

En una mente errante, un suspiro no registrado rechinó. Y la locura creó de nuevo.

“Tengo una amiga preciosa llamada Virginia. La conocí en las praderas del Yamaliz, una hermosa mañana...”


En la mente del que quiere escribir, la locura –cual fiel compañera- no debe ser errante, sino permanente capa que impregne cada acto, cada espacio y cada lúcida forma opaca que se cree en nuestra consciencia. O al menos, eso es lo que me decía mi amiguita Virginia...¿Ya os hablé de ella?


¿Quién?

¿yo?

Yo tan solo soy el soldadito de plomo...




Mafda...

Fluye húmeda “la niña” en mi alma.
Y de repente, el hada Mafda
cruje besos de azúcar...
y engalana rocíos al alba...

La llaman Pupilas Doradas.
La llaman Pepitas de Sol.
La llaman la Dama del Mar de Asión...

Ruge al infinito su espectral sonrisa,
sus ojos coloreados... su boca melosa.
Sopla etéreos suspiros y corona
desafíos en la mente de los mortales.

Una vez su pecho se convirtió en tiza
y en mi cuerpecillo –cual pizarra-, dibujó...
>¡ una flor!.

La llaman “La Dama”,
y un día yo la soñé
entre sábanas de franela... suspiré al hada Mafda.

Bebí su perfume almizclero
su labio afresado sorbió mi ser...
susurró besos bajo la almohada
y enterró su piel bajo mi piel.

Al despertar, una brisa de playa-
adornada de balsámicos olores-,
me acarició la cintura.
Era su marcha –me dije.
Y en la cama –mezclada en las sábanas-,
un abanico de fantásticos colores
>¡encontré...!

Abaniqué al aire, y un gemido partió la quietud...

La llaman la Dama...

Serie Fantasías en el Mar de ASión: “Amando al aire”